Un llamado desesperado

alambradoTras las recientes reuniones para pedir mayor seguridad en la zona rural, uno de los vecinos participantes elevó estas líneas al Intendente Fabio Giovanettoni. Son una demostración concreta del estado de desesperación que hoy enfrentan decenas de familias que asisten azoradas a cómo la política, las internas policiales y la falta de respeto por la función pública atentan contra los derechos elementales de los ciudadanos. 
Este es el texto: 
A quien corresponda: Este es un llamado desesperado.
Somos gente de trabajo: trabajadores honestos, trabajadores que queremos vivir tranquilos, trabajadores de clase media baja, trabajadores que sabemos que lo poco o mucho que tengamos va a ser con el sudor de nuestra frente. Trabajadores que le inculcamos a nuestros hijos que sigan nuestros pasos, trabajadores humildes que necesitamos creer que para nosotros también existe  la justicia,  porque aparentemente por lo que nos toca vivir en estos días no nos queda más que pensar en la desprotección que padecen los humildes trabajadores honestos.
Gente que ya tiene casa y que por segunda vez usurpa terrenos para luego venderlos. Gente que nunca trabaja y vive en mejores condiciones que cualquiera de nosotros y con el amparo político y policial.
Gente que se cree que tiene todos los derechos ante una comunidad a la que la paraliza el miedo y la desazón de pensar que todo está perdido y que estos parásitos y sin vergüenza  tienen todo ganado
¿Qué ejemplo les damos a nuestros menores? ¿Qué le podemos decir sobre la justicia? Que está solo para los que tienen plata y que es tal cual el dicho popular del pueblo: “El que compra un terreno es un boludo”.
Hablamos con políticos, secretario de gobierno, y la respuesta ante la problemática de las usurpaciones es: no se puede hacer nada, porque nadie tiene autoridad, a lo que nos preguntamos en un proceso  democrático
¿Quién es la autoridad máxima? ¿A quien tenemos que recurrir para que se cumplan las normas mínimas de convivencia? Ni siquiera el delegado tuvo la autoridad suficiente para tomar una decisión (por miedo  o desidia)  y ahora está de licencia.
Nos preguntamos: con los altos sueldos que cobra el poder  ejecutivo y legislativo no pueden tomar una decisión y así terminan dejando para que los pobres trabajadores nos hagamos cargo de solucionar estos problemas enfrentándonos entre vecinos. Mientras tanto ustedes, ¿Qué función cumplen?
¿Nos merecemos este trato de su parte? ¿Alguna vez alguien va tomar el toro por las astas y decirle a estos sinvergüenzas “esto no se hace” “no pueden tomar lo que no es suyo”?.
Así sin vueltas sin tantos miramientos, sin pensar que eso va a tener un costo político en un año eleccionario.
Muy por el contrario, podemos permitirnos soñar que algún día esto va a pasar. Si  no solo nos queda  la resignación de pensar que esto no va a mejorar que cada vez es peor, la tristeza y el enojo se acumulan en los pobladores que nunca pensamos que esto iba a pasar.
Por eso exigimos que se desalojen los terrenos usurpados y que vayan presos aquellos que roban propiedad privada, para luego venderlas para su propio beneficio.
Tiene que haber una ley para que cuando se usurpe una vivienda, el propietario pueda pedir sin ningún requisito el corte de los servicios de luz y agua y que el municipio no sea cómplice  de los usurpadores de terrenos dándoles medidores de luz y agua. Si no esto va a ser el cuento de nunca acabar.
Esperamos que este pedido  sea escuchado,  por el bienestar emocional, por la legalidad, por  la estabilidad, y por la Democracia en su mejor expresión.

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